Autobiografía I: Ser Docente
La primera vez que enseñé algo conscientemente fue quizás a mis hermanos, cuando quedaban al cuidado mío y de mi otro hermano, pero no pretendo hablar de las innumerables veces que les regañamos, aconsejamos o ayudamos con sus tareas, no, eso ya está perdido en mi memoria, no tenía como objetivo recordarlo en mi futuro, ni vanagloriarme de ello sino que quería que quedará en ellos lo mejor que podíamos darles (y mitigar algunas influencias negativas que provenían de alguien muy cercano), solo me respondía ¿Cuándo fue la primera vez que eduqué? Porque este texto intenta hacer un collage de recuerdos de esos momentos.
Estuve rodeado de educadores desde muy pequeño, no sé hasta qué punto influenciaron mi decisión, nunca quise ni pensé en ser educador, es algo que se me facilita y lo soy actualmente porque quería estabilidad económica, pero en esas épocas, yo solo sabía que mis tíos eran educadores, con ellos compartí bastante pues cohabitábamos en la casa de mi abuela; les recuerdo como los más centrados, los más estudiados, los más sabios… Recuerdo que esos valores si los deseaba bastante.
Con el tiempo uno como niño va desidealizando a los adultos y empieza a descubrir que esas cosas negativas en verdad pueden hacer muy feas a las personas, pasó con ellos, aunque admiraba aun su formación y habilidad para tratar algunas situaciones, en otros aspectos ya no me parecían un modelo, pasaran muchos años, en ellos lo único que recuerdo ligado a la enseñanza es que me gustaba compartir mi conocimiento sobre las cosas con otras personas, me gustaba aprender y así no solo me leí las enciclopedias que teníamos, sino que enseñe a jugar videojuegos a mis primas, a algunas.
Fue después de que Dios me encontró, o que se reveló en mi vida, que empecé a educar de nuevo, fue una etapa nueva porque me permitió pasar momentáneamente una barrera invisible que me impedía relacionarme con los demás y por lo menos en un contexto parroquial ayudar a evangelizar, en un grupo juvenil musical, donde yo no cantaba y me encargaba más bien de las actividades de formación y oración, algunas veces ayudado por los frailes, otras torpedeado por ellos, pero realizaba principalmente actividades para que aprendiéramos de la iglesia católica, nosotros mismos y nos encontráramos con Dios.
Mi encuentro con Dios fue a través de un movimiento neopentecostal que hay en la iglesia católica, denominado según recuerdo de Renovación Carismática, esto me urgió de unas intensas ganas de comunicar lo encontrado, principalmente este descubrimiento de un Amigo; como también eran espacios de formación y formación en oración, esto mismo era lo que replicaba, adicional cuando estuve ya en la parroquia, allí fui lector ejerciendo el ministerio de la palabra, no sé si esto sea enseñar pero me gustaba comunicar estas otras experiencias de Dios.
Siempre como católico busque formación, nunca fui un católico apendejado, ni pude idealizar a los sacerdotes, esto me llevo a un movimiento preferencialmente laico, también católico, llamado Talleres de Oración y Vida, al principio fui tallerista y luego me volví Guía, tres o cuatro años estuve allí; como tallerista quise replicar algo en el grupo, Casiciaco, se llamaba por cierto y luego ya como Guía estuve en varias parroquias tanto formándome, como formando, creo que impartí como dos o tres talleres antes de abandonarlo.
Cabe un paréntesis, más bien necesario, recordé que en el colegio nos tocó alfabetizar haciendo unos cursos, yo hice el de ajedrez, era para completar horas pero recuerdo que fue satisfactorio, aunque no era un ducho en el tema, fue lo más social que fui en el colegio o que pude serlo, lo del grupo Juvenil católico fue posterior, cuando salí del colegio…
Ya en la universidad estuvo Mahatma, un grupo católico de la Capellanía de la Universidad Nacional, que organizamos algunos estudiantes como para tener ese espacio con Dios y con más creyentes, en una universidad que claramente atea, a la par también aconteció en algún momento lo de Bar-Mitzha, un grupo de oración y formación que armamos con amigos y amigas, principalmente, que estuvimos en el grupo Juvenil Casiciaco, no tuve tanta participación como en los otros grupos pero era porque liderábamos de alguna manera todos y todas, nos turnábamos actividades para formarnos y encargarnos de la oración, y teníamos el apoyo de los sacerdotes, apoyo y vigilancia finalmente.
Pasaron muchas cosas, entre esas una crisis importante con respecto a la imagen de Dios, nunca deje de creer en él pero hubo un instante en que tantas imágenes de Dios a través de la teología, la práctica religiosa, etc., se hicieron inhabitables, ilógicas, contradictorias y ya no supe que era o quien era Dios, pero mi tesis era sobre creyentes cristianos que eran personas homoeróticas, eso me llevo al Discípulo Amado, donde medianamente colabore algunas veces porque finalmente yo era un observador, pero su líder me termino llevando al Centro Comunitario LGBTI; en esta búsqueda a la que me llevo mi tesis nunca terminada, recuperé mi fe, y en este último espacio comenzó mi activismo.
Al principio fui aprendiendo, pero luego de nuevo empecé a enseñar de lo que sabía e iba aprendiendo, aún estaba en la universidad, pase por muchos grupos hasta llegar a Diversidad Somos Tod@s (todas, todos y todes), DISOT@. Allí me convertí en uno de sus líderes y después pese a mis esfuerzos por lo contrario, en el único, por seis años; la formación giraba en torno a temas sobre diversidad sociocultural principalmente, autoreconocimiento y restablecimiento de identidad y dignidad, transformación de imaginarios, derechos humanos y concientización de la discriminación, especialmente la endodiscriminación.
Después de ello y ya más relajado, graduado, estarían mi primer trabajo como docente que duró los últimos tres meses del año 2009 o 2010. Era un colegio pequeño de la localidad de Kennedy, fui director del grado decimo y me toco dictar clases a chicos de octavo a once en sociales, ciencias políticas, democracia, ética, religión… y liderazgo, esta última era una propuesta que hacia el colegio y que yo termine moldeando en un plan de estudios.
De este colegio recuerdo varios elementos que me parecieron grotescos, sus aulas eran en una casa vieja, mal adaptada, con una columna atravesada en medio del pequeño salón de decimo, los cursos eran la mitad de los que tengo ahora, o menos, había una piscina (de pelotas), según el anuncio, me llamaron la atención por llenar mentes y no cuadernos, me hicieron repetir un tema porque la desaplicada hija de la dueña no lo tenía en el cuaderno, no me afiliaron a ninguna eps y me dieron un certificado laboral con errores de ortografía muy evidentes. Creo que fui muy sincero en la evaluación y por eso no me contrataron de nuevo, y eso que no les dije todo esto que he dicho ahora.
Pasó un largo año casi y tuve un empleo en acción social, no es relevante para esta historia, fue el mejor pago pero era soso y repetitivo; paso otro año y fui empleado por un contratista del Ministerio del Interior como Antropólogo, junto con un Abogado dictamos unos talleres que tenían dos fines, desarrollar unos temas de derechos humanos y sacar dos productos, una etnografía de la comunidad y un libro de normas. Yo me encargaba de la etnografía, sin reglas claras de método cometí algunos errores a la hora de plasmar el relato, pero me molesto que logre hacer un registro de cómo estas personas veían a mi población y temas de sexualidad asociados a ello, además de relaciones de género muy interesantes que estaban dándose, de lo cual se omite lo primero, confirmando la historia de invisibilización en torno a estos ámbitos de la sexualidad en la antropología.
Es por esa invisibilización histórica (no solo en la antropología), tratando de recopilar algunos de los temas y actividades realizadas en DISOT@ quise dejar en los videos de YOUTUBE una huella de aquello que se hizo, para que otros tomándola pudieran construir cosas nuevas, iguales o mejores, dejar para que otros tengan más fácil continuar.
Estaba en ese proceso cuando me salieron los remplazos que hice en la policía, allí dicte dos cursos en dos semestres distintos, el primero de ética profesional, el segundo sobre Técnicas de comunicación (me ayudo a enriquecer mi necesidad de redactar bien y tener en cuenta la ortografía), por un lado a veces pienso que los hice pensar mucho, por otro no puedo negar que me encanto ese ámbito tan disciplinado, era excitante, nada que ver con los uniformes, era la disciplina. Cómo sea aquí fui, hice mi trabajo y evite relacionarme mucho con los alumnos.
Y finalmente el ingreso al magisterio, mi primer sueldo me dejo en las nubes de la alegría, habían terminado 4 años de penurias, donde la mayoría de mi tiempo la distribuía entre buscar trabajo y la administración de la papelería, pese a todos los descuentos que te hacen de entrada, por fin estaba asegurado un proyecto que trataba de gestar desde los 30 y que solo dos años atrás se logró, mi independencia.
Sin embargo tuve que sacrificarme un poco en muchos ámbitos, me fui a vivir a Une, cayé la libertad con que hablaba de mi sexualidad, mi espiritualidad y mi sentido crítico, sin saber que tan amenazador iba a ser el contexto lo considere prudente, no sé si por temor a perder mi vida o más bien por el enorme deseo de tener estabilidad económica para consolidar varios de los proyectos que tengo aun en mi cabeza; me dio duro que los chicos estuvieran ya sumidos en una actitud negativa frente a sus vidas, el estudio, con problemas de drogas legales e ilegales, vegetando en la vida mientras esperan no sé qué y atrapados en un hedonismo consumista no solo de bienes materiales.
En las formas como los profesores me trataban, me di cuenta que muchos sabían de mí o por lo menos lo intuían como después alguien me lo dijo, inevitable realmente y con el tiempo salió a la luz, pero su silencio era mi cómplice, porque me permitió que pasara el periodo de prueba sin premuras, lo único raro fue el chico que quiso cogerme como objeto de bullying, fueron muchas las tensiones, al final ganamos, ya nos respetamos más. Durante ese periodo hice el taller en Jesús Arcoíris, lo recuerdo precisamente porque fue tan raro sentirme escuchado, sin peleas, con total atención, interés, etc., que se me hizo raro, ya había olvidado que era eso.
Si, lo sé, no he dicho cómo salió a la luz, fue culpa de un estudiante de séptimo, este año, no es que no hayan mirado mi Facebook otros antes, a ninguno le acepto amistad, pero este quizo usar mi orientación sexual en mi contra, eso se resume en llamadas a acudientes, compromisos, mas estudiantes sumándose al bullying, llamados de atención de un coordinador políticamente correcto pero en desacuerdo en como llevaba yo el asunto, mas aislamiento, cuidado con mi Facebook, guías sobre leyes que protegen la diversidad sociocultural y aquellas que rigen a los chicos, etc…
No es un proceso acabado, aun pasan cosas significativas, como el chico de decimo que no me vende ensaladas y solo me llevo dos mientras pensó que era al otro profesor. Por suerte tengo un enorme cultivo de círculos sociales y afectivos muy fuertes, así que poco o nada me afecta, solo planeo mudarme de regreso a Bogotá donde a pesar de que hay gente que me odia, hay más gente que me quiere, y viajar a mi trabajo todos los días, en esas estamos.
La mayoría de estas actividades tienen en común que las realice autofinanciándome y con mucho esfuerzo, y los empleos (trabajos pagos), fueron extremadamente inestables. Ahora que termino este relato, puedo decir que siempre pensé que yo era líder por accidente, pero con esta regresión siento que lo fui por esas ganas de compartir lo que he aprendido en mi vida en diferentes momentos, no quiero decir que siempre he sido docente, solo me gusta compartir lo que sé, porque el conocimiento es erótico, liberador, motivador, da sentido y significado, etc., por eso me da duro que estos chicos y chicas de ahora no lo quieran…
José Ramiro Velásquez Guavita
Joseph Alain Gii